5 de febrero de 2013

Miura en la Epoca de Jose y Juan




Esta 1ª conferencia estuvo a cargo de D. Eduardo Miura Martínez, uno de los dos legendarios ganaderos que junto a su hermano Antonio son los responsables de esta antiquísimo hierro. D. Eduardo bajo el título "Miura en la época de José y Juan", disertó sobre aquella brillante etapa del toreo.

El acto fue presentado por D. Alberto Fernández Torres, socio de "Los de José y Juan". D. Eduardo estuvo sencillamente magistral haciendo un recorrido general por su ganadería prácticamente desde que la fundara Juan Miura allá por el año 1842.
Si tuviera que poner un titular a la Conferencia, lo haría diciendo "Ya no hay broncas en las Plazas de Toros".
D. Eduardo Miura con ese singular acento tan sevillano y con una voz templada como el buen toreo, el toreo de verdad, dijo entre otras cosas las siguientes:
- El miura de ahora no es como el de antes, todo evoluciona, pero sigue siendo Miura.
- Los toreros de antes no ponían tantas pegas a la hora de torear ciertas ganaderías, hoy día hasta en las tientas ponen pegas si el terreno está en unas condiciones que se resbala un poco de nada a causa de la lluvia.
- Nosotros hay cosas que ya no hacemos como antes, pero hay tradiciones que nos gusta mantener, respeto a los mayores y ciertas cosas que nos acercan a nuestros antepasados.
- Los toros que vayan a Sevilla los elegimos nosotros, quien los toree eso no es cosa nuestra, no los vamos a cambiar porque este uno u otro en el cartel.
- Sobre Madrid, por unas y otras cosas la cosa no encaja, a veces el dinero, otras no hay toros suficientes, nosotros ahora mismo primero nos debemos a Sevilla y Pamplona, no tenemos tantos toros para plazas de primera.
- Ya no hay broncas en las plazas como antes, todo forma parte del espectáculo, tiene que haber de todo, algo de polémica no viene mal.
- El toro tiene que tener chispita, moverse, la sosería no es buena, eso creo yo vamos, y en nuestra casa así ha sido siempre.

D. Eduardo aún sin lidiar una corrida de toros el pasado sábado, estuvo como si lo fuera, conversación firme y fluida, dejando su nombre en un pabellón bien alto, así como la historia de su ganadería. Me llamó la atención en su manera de hablar que lo hacía desde un punto más como aficionado que como ganadero de renombre que lo es, algo que le honra ya que los aficionados presentes -pocos a mi entender tratándose de Madrid- así se lo agradecieron.
D. Eduardo hizo un recorrido intenso por la historia de la ganadería y sus familiares en las distintas etapas de la misma. Se decantó por el toro con casta y bravura y sobre todo por lo que más defendemos muchos aficionados, la emoción, emoción que puede sentirse en una faena corta si esta es buena.

Se habló de Bombita y Machaquito y de la posible encerrona de El Juli, algo de lo cual a la casa Miura aún nadie le ha comunicado, aunque dejó claro que tiene para Sevilla ocho toros elegidos y que son los que irán a la Maestranza. La casa Miura es la que decide lo que se embarca en Zahariche. Hay palabras que son sentencias y creo que aquí D. Eduardo dio en la tecla frente a esos otros ganaderos que visitan su casa el ciento y la madre para luego decidir el menos indicado que toro debe o no lidiarse en una plaza de toros.

D. Eduardo Miura me ha transportado a otros tiempos, aquello tiempos donde el ganadero era el señor ganadero, quien encabezaba el cartel y como tal tenía la importancia que merecía ¡Qué bonito debía ser entonces sentirse ganadero! Hoy  no es igual, pero creo que hay ganaderos como los Miura que deben sentirse del mismo modo que sus antepasados, y eso; el aficionado lo capta engrandeciéndose también de tener esta afición que muere con la propia persona.

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